sábado, 27 de octubre de 2012

NORTE - SUR

  Parece ser que estamos abocados a pertenecer al pelotón de los torpes. Todo se conjura para que no salgamos de nuestra mediocridad. Y lo malo no es solo eso. Los del bando del Norte se empeñan en que cambiemos nuestras costumbres.



  Que somos vagos. Que tenemos muchas fiestas. Que somos poco productivos. ¡Hasta la siesta nos quieren joder!.

  Obsesionados con la productividad, los económicamente poderos países del Norte, quieren tener la mano de obra barata cerca de casa. Para no tener que ir a China (que se está despertando), o Corea, o África. Nos tendrán a su lado pero al precio de ser sus peones. No quieren que dejemos la Unión Europea, pero necesitan mano de obra dócil y barata para poder montar los coches que ellos nos venderán más caros que en su país. Y si  nos quejamos, nos amenazan con cerrar las fábricas.

  Están consiguiendo que cambiemos nuestro modo de vida. Con sus horarios, sus fiestas, sus controles… pero con nuestros sueldos. Un país de servicios (camareros porteros, cocineros...) para su servicio.

  No está mal.


Norte

Sur
  Según la empresa de estadísticas Gallup, quizá la que ofrezca más garantías de objetividad del mundo en estos momentos, en una reciente encuesta, dice que las diferencias de bienestar entre la propia Unión Europea se han ampliado desde 2008 entre los países del norte y los del sur http://www.gallup.com/poll/158036/life-not-improving.aspx?ref=more. Incluso llega a afirmar que en estos momentos de crisis, hay países que aumentan el nivel de bienestar de sus habitantes (se refiere a los países del Norte, claro), con lo que no es descabellado pensar que es posible que el mantenimiento de esta crisis esté interesando a más de uno. En esto, como en las guerras, siempre hay quien sale económicamente reforzado.

  Tienen más dinero, tienen más industria, pero estoy seguro que no son más felices. Y eso les molesta. Así que intentarán seguir haciéndonos la Pascua.

  Cuando veo lo que está pasando con el beneplácito de nuestros inútiles gobernantes (rectifico, la palabra "inútil" no se adapta a lo que pienso de ellos, pues "inútil" es el que no es apto para realizar una tarea a causa de un impedimento y ello saben lo que están haciendo, pero su ánimo de lucro les impide actuar por el camino adecuado; son, en definitiva unos desaprensivos - no puedo aquí incluir el adjetivo que se me escapa por la boca-, esa es la palabra que más se acerca a lo que quiero expresar), cuando veo lo que está pasando, decía, me viene a la cabeza un mini-relato de Bertolt Brecht (alemán, como sabes) titulado Dialogo sobre los mares del sur.

  Te lo transcribo. Se ve perfectamente la filosofía y el carácter de los dos mundos: Norte y Sur.


Diálogo sobre los mares del sur

En casa de mi  editor me encuentro con un hombre que ha vivido quince años en Brasil.
Me pregunta qué ocurre en Berlín.
Cuando se  lo digo, me aconseja  irme a  los mares del  sur.
Dice que no hay nada mejor.
Yo no me opongo. Le pregunto qué debo l levar.
Me dice:
—Llévese  un  perro  de  pelo  corto.  Es  el   mejor compañero del  hombre.
Por un instante siento la tentación de preguntarle si , en el  peor de los casos, podría ser también uno de pelo largo, pero mi   sentido  común me dice que  en  el  pelo largo  se  pueden  enredar  terriblemente  las  púas  del cocotero.
Le  pregunto  qué  hace  la  gente  todo  el   día  en  los mares del  sur.
Me dice:
—Absolutamente nada. No hace falta trabajar.
—Bien, bien —digo yo—. No es que trabajar me entusiasme mucho,  pero  supongo  que  algo  se  podrá hacer.
Y él  dice:
—Claro, hombre, tiene usted la naturaleza.
—Perfecto —digo yo—, pero ¿qué hace uno, por ejemplo, a las ocho de la mañana?
—¿A las ocho de la mañana? Pues dormir un rato más.
—¿Y al  mediodía? ¿A la una?
—A la una hace demasiado calor para hacer algo.
Y entonces empiezo a impacientarme. Lo mi ro con hostilidad y pregunto:
—¿Y por la tarde?
—Bueno, una hora al  día puede usted  llenarla con cualquier cosa.
Hasta que por f in parece caer en la cuenta de que no  soy de  los que pueden entretenerse con  su propia persona, y me sugiere: —Llévese una escopeta de dos cañones y salga de cacería.
Pero  yo  estoy  ya  de  mal   humor  y  le  digo escuetamente:
—Cazar no me hace ninguna gracia.
— ¿Y  de  qué  piensa  usted  vivir? —me  pregunta sonriendo.
Mi  amargura va en aumento.
—Eso es asunto suyo —le digo—. Es usted quien debe  sugerírmelo. Yo no sé absolutamente nada de los mares del  sur.
—¿Le gustaría pescar? —me propone.
—Si  no hay nada mejor —replico malhumorado.
—Pues  bien.  Llévese  uno  de  esos  anzuelos  que pueden  conseguirse  en  cualquier  tienda, y  a  los  cinco minutos  tendrá  un  par  de  peces  en  su  anzuelo. Si   no quiere cazar, pues coma usted pescado.
—¿Crudo? —pregunto.
—Oiga, un mechero supongo que sí  llevará.
—Un  pescado  cocinado  sobre  un  mechero  no constituye  una  comida  completa —le  digo,  indignado ante  semejante  falta  de  experiencia—.  ¿Se  puede  al menos fotografiar?
—Pues ya ve, es una  idea —dice él, visiblemente aliviado—. Tendrá  toda  la naturaleza a su disposición. En ningún otro sitio podrá fotografiar tanto.
Y ahora  tiene él   las de ganar. Ahora me dirá que haga fotografías  todo el  día. Así  estaré yo ocupado, y él, en paz.
Pero yo os diré una cosa: No quiero oír hablar de  los mares del  sur durante muchos  años.  Ni   encontrarme  nunca  más  con  un individuo como aquél.

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Feliz día.

2 comentarios:

  1. Hola, primero de todo felicitarte por tu blog, me parece excelente tanto en la forma como en el contenido. No sabía que entrada comentarte, al final me he decidido por esta, porque el diálogo este me recuerda muchísimo a Mt 6, 25-34, para mí unos de los mejores versículos de los evangelios, junto con el resto del capítulo 6.
    Un saludo

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    1. Me alegra ver tu comentario.
      Efectivamente, hay muchas formas de enfocarlo. Hoy he leído una frase (no sé de quien es) que venia a decir: Los objetos fueron hechos para ser usados y las personas para ser amadas. El mundo va mal desde que se confundieron los términos y se usa a las personas y se aman los objetos. Esto puede dar para otro artículo entero.
      Un saludo, Anónimo.

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