En la primera página del diario La
Vanguardia de esta mañana:
“Siria entre las bombas y el hambre.” Así rezaba el pie de página
Lo impactante de la foto me ha
hecho intentar describir los sentimientos que me provoca. Por un lado, desde un
punto de vista estético, me parece de una belleza impresionante; parece sacada
del afiche de una película de desastres naturales, de esos que tanto nos tiene
acostumbrado la industria cinematográfica americana. Con la diferencia de que
estas son manoseadas por un equipo de expertos que confeccionan un montaje con
el fin de provocar el impacto visual. Aquí, no. La de La Vanguardia está tomada
del natural. Sin artificios. Nuevamente la realidad supera a la ficción. De ahí
el valor que la atribuyo.
Por otro lado, y por supuesto
mucho más importante, la ventana que supone para que, desde el otro extremo del
mundo, nos hagamos una ligera idea de lo que está pasando en Siria; de la que
el ser humano es capaz de armar. Hace
poco leí un artículo en el diario online Público firmado por el físico Stephen
Hawking pidiendo sensatez a los responsables de tamaño desaguisado. Es penoso
ver cómo nos destruimos los unos a los otros por unas creencias o unos
intereses.