He tenido ocasión de leer el artículo de Ignacio Sánchez
Cuenca publicado en www.infolibre.es el
29 de este mes, titulado “Dinero y
democracia”. En él se constata algo que, no por ser de todos conocido deja
de ser interesante que se haga público e insistir sobre ello, y es sobre los efectos de la financiación de
los partidos políticos.
Independientemente de que en estos momentos le toque el
turno al Partido Popular, es de todos sabido que con otros gobernantes ha sido,
si no tan exagerado, también más de lo mismo.
No debería ser tan difícil demostrar, una vez aireados los nombres de
los “altruistas” (que curiosamente no tienen mucho interés en salir a la luz)
que generosamente se desprenden de cantidades que muchos no sabemos ni contar,
los “beneficios” que el gobierno de turno, con su acción u omisión, ha
propiciado (curiosamente) para las arcas de esas empresas.
¡Ojo, no es lo que parece! Ni la mano de la derecha pertenece a Botín, ni la izquierda a Rajoy |
Nos rasgamos las vestiduras rechazando (quizá con razón) las
aportaciones efectuadas por el Estado a los sindicatos más representativos y
pasamos por alto algo mucho más grave pero muy poco conocida como la
financiación de los partido, cuando sabemos que su objetivo no es otro más que,
como dice Sánchez Cuenca, el de someter la
política “a los intereses económicos de
los donantes”.
No está pues la solución en la regulación de dichas
aportaciones, sino en la prohibición absoluta de las mismas, por más que países
como EE.UU. las defienda. La financiación de las campañas políticas deberían
ser pagadas por los afiliados y, a lo sumo, el Estado. Al fin y al cabo para
que cuenten proyectos visionarios que
luego no se llevan a cabo, los ciudadanos de a pié no creo que estén muy
interesados en ese despilfarro.
Pese a esa hipotética norma de no-financiación sí debería de
existir una legislación que evitara la aportación desorbitada a título personal
y su posterior control de seguimiento de su empleo, que luego viene la prensa
aireando sobresueldos que, por supuesto no figuran en la Declaración de la
Renta de algunos. ¿Alguien tiene dudas a estas alturas de por qué dicen que “la
política engancha”?, ¿de por qué tanto
interés en salvar a la banca y no a las personas?, ¿de por qué tenemos un
número tan alto de políticos?
Pero claro… esto pertenecería ya al país de Nuncajamás, no a
este, ¿Qué partido votaría a favor de una ley así? ¿Quién se echaría tierra en
su propio tejado?. Hoy le toca al PP, ayer al PSOE, mañana puedes ser tú.